4.11.10



En la palestra de desconocidos buscó a su lado el calor, y simulando mojarle el oído, le besó el cuello y le dijo: Me gustas tanto, quisiera aprenderme tu nombre. Me gustas tanto que, no sé por dónde voy. Tengo una idea, no me hables ti y mucho menos de tu pasado... Algo en tus labios color carmín sugieren que vayamos al grano. Me gustas tanto, quisiera aprenderme tu nombre. Me gustas tanto que, no sé por dónde voy. La alegría llegó, y sé que no dura 
para siempre.

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