Yo no planeé esto, yo no quería amarte así, yo no quería encariñarme tanto. Cuando te conocí, lo que menos se me ocurrió pensar es que íbamos a terminar así, que yo iba a terminar así. Ni siquiera pensaba amarte. Al principio te creía como una persona más, como un amigo más. El tiempo pasa, mis días pasan. Fue todo hermoso a pesar de todo. Y ahora te convertiste en mi sueño más lindo, en mi sueño tan lejano. Me amas, te amo, te miro, me miras, me caigo, me levantas, me lastimas, me canso, te amo, me queres, lloro, sonreís, nos peleamos, volvemos. Yo no pensaba sentir todo esto que me enseñaste vos. Veía dos personas juntas, que se aman, y pensaba, qué lindo sería sentir lo mismo que ellos. Y ahora lo veo, ahora lo siento. Tenía razón, es hermoso. Era. Porque vos sentías lo mismo que yo, en realidad, eso suponías vos. De a poco iba cayendo todo, yo, vos, nosotros. Me negué a ver la realidad. Lo único que veía era que discutíamos, volvíamos, y así sucesivamente. Me veía a vos, a mi, juntos para siempre, sin imaginarme el final. Me equivoqué. No me imagino cómo va a ser mi vida a partir de ahora, que ya no estás más conmigo. Suena exagerado pero es la verdad. Ocupaste un lugar muy importante en mi vida. Y esa parte que está dentro de mi corazón se va, desaparece, sin un adiós, sin una explicación. Preferiría verte con otra, antes que no hablemos nunca más. Y que esa otra te haga feliz, no como yo. No sé en qué fallé. Nunca voy a poder olvidarte, porque en el fondo no quiero eso. Vos marcaste mi vida para siempre. Gracias por todo, por lo que vivimos, a pesar de las veces que lloré y sufrí. Me ayudaste a aprender más de mi, de la gente, de la vida. Gracias. No me busques, no me persigas más, soy libre y vos también.