12.10.10

Decidí sentarme al un costado de la gente, y dedicarme a observarlos. Al haberme aislado de la multitud que me rodea, noté que pude reflexionar mucho mejor. Es decir, ya no habían respuestas de la otra cosa que no fuera mi conciencia... Estaba solo yo en mi propia burbuja, y se sentía tan bien. 

Me llamó mucho la atención darme cuenta de todo lo que noté... Y allá estaban todos; los competitivos, los pasivos, los extrovertidos, los tímidos, los 'nerds', los vagos, los graciosos, los serios. Y a lo último, estaba yo. Pero... ¿Qué soy yo? Nunca voy a poder saberlo. En realidad, nadie debería opinar de mí y decir mis características, o viceversa. Porque nunca me van a terminar de conocer... Porque ni siquiera yo me conozco del todo, y yo suelo tener ideas de cómo soy, y me aferro a ellas, pero después me cuestiono, ¿realmente soy así? Y ahí entra en acción la confusión. Y como consecuencia de esa confusión, viene la pregunta, ¿tan flexible soy? Y mi respuesta automática: NO. Ahí vamos de nuevo; a raíz de esa respuesta ("NO") me quedo pensando y sigo investigando cada vez más sobre mí misma. 
Hay cosas que uno quizás dice "Nunca voy a hacer eso", y después, a la larga, lo termina haciendo. 
Lo que quiero decir con todo esto es que, es increíble saber que nunca vamos a terminar de conocernos profundamente, porque necesitaríamos un tiempo largo, y el tiempo es corto. Por eso, hoy, yo decido actuar como me parezca que sea mejor, para seguir conociéndome, y de a poco, saber hasta a dónde puedo llegar.
Agustina 

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