18.5.10


Han pasado los días y no puedo soportarlo más, debo admitir. Hoy tengo que desmentir que detesto ser reemplazada, y ser la suplente de alguien más. ¿Será la consciencia quien actúa ahora? ¿Será mi punto de vista o... O será la realidad? Hoy debo dejar mi traje de mujer fuerte, y expresar lo que me pasa a través de estos escritos. Soy víctima de una impotencia que me paraliza, algo quema en mi fuero interno, siento como si al agujero de mi pecho le echaran ácido. Que se desborden las lágrimas, y que los dioses sean misericordiosos. No quiero estar sola en esto, no quiero estar sola, no, no! Allí es donde mi mente utiliza su táctica preferida, la más fácil, la que conforma un laberinto; el masoquismo. ¿Por qué me haces esto? Soy una persona débil, e infeliz actualmente. Sé que de nada sirve seguir luchando por algo que jamás llegará, pero siento la necesidad de insistir para sentirme segura y refugiada. Hoy decido no tener límites y ser conciente de que nunca esto va a pasar hasta el resto de mis días, pero me hace feliz ver la realidad, tener esa facilidad, y que en este camino no esté sola, esté acompañada, a pesar de que nadie puede hacer nada.
Agustina 

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