-Este es el final, y tú lo sabes.
Una especie de muro se instaló en mi imaginación. Fue aquel instante en el que pude separar la realidad de la fantasía. Sí, este era el final, o debería serlo.
-¿Por qué terminamos?- le pregunté sin vacilar.
-Esto no puede continuar, no merece continuar- me echó una mirada desafiante- Tú sabes lo que haces, y las flores del mal que siembras aquí, y sé que yo también lo hago. Las cosas no funcionan así- ahora sus ojos demostraban inseguridad y preocupación.
-¿Estás segura de que esto es lo quieres?- le pregunté con dureza- ya no habrá vuelta atrás. Imagínate cómo sería tu vida sin mí, imagínalo. ¿Quién hablaría contigo por teléfono todas las noches antes de caer en sueño profundo? ¿De verdad nuestro destino era este... terminar de esta manera? ¿Puedes imaginarte sin mí? ¿Puedes hacerlo?
-Bueno, yo...
-Si no quieres esto, y yo tampoco, ¿porque debemos hacerlo tan difícil?- la interrumpí.
-Mira, tú sabes lo que has hecho, y yo también lo sé. Ahora debo irme.
-Adiós... te quiero.
-Adiós.
Agustina
No hay comentarios.:
Publicar un comentario