Haga lo que haga, siempre me haces sentir que estoy errónea. Como por ejemplo, ahora. Me haces dudar sobre lo que hago, si está bien, si está mal. ¿Tan flexible soy? Yo sé que no, lo tengo muy en claro. Pero vos no sé, siempre me haces entrar en confusión con respecto a mis acciones.
Me considero madura y jamás podría decir que me arrepiento de haberte conocido. Sé que podría decirlo, porque vos arruinaste mi estado emocional, y todas las mujeres despechadas suelen decirlo. Pero sinceramente, no le encuentro el sentido. Si vos cambiaste mi punto de vista, me dejaste incontables enseñanzas, y comprendí el mensaje que la vida quiere que veamos. Sé que a veces debería tirarte con un jarrón por la cabeza y que me dejes en paz. Pero es por eso que decido guardarte en mi memoria; porque marcaste mi vida de alguna manera. Nunca me voy a olvidar de vos, y sería muy inmaduro de mi parte decir que te odio.
Pero acá estamos otra vez, mascando el rencor, haciendo un replay, y regresando al principio por el mismo camino al que llegamos hoy. Haberte "perdonado"... ¿fue la decisión correcta? Yo creía que sí, pero ahora supongo que no. Porque vos solo me hablabas para que estemos bien, y a mí me parecía un estorbo. Te "perdoné", pudimos mantener una conversación bastante buena y hoy... Hoy ya no me hablas más, porque sabes que está todo excelente, y sabes que te sacaste ese peso de encima que tanto te molestaba.
Es ilógico y absurdo tener que darme cuenta que yo te importo un poco más cuando tenes ese peso encima, es decir, cuando no podemos mantener ningún tipo de vínculo.
Agustina
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