30.9.10



-¿Estás listo?
-Sí, es hora ya.
El picaporte hizo un sonido irritante al cerrarse la puerta. Estaba oscuro. No habían estrellas. Sin dudas estaba nublado. Me calcé mi mejor ropa, y él, la suya. Salimos. Tomó asiento en el vehículo, apretó el acelerador y salimos rumbo a la fiesta. Yo estaba sentada justo a su lado, en el asiento del acompañante. Se veía tan elegante. Ese traje negro y esa corbata color mostaza le calzaban perfecto. Durante el tramo del viaje, predominó la relajación en mí, y me dediqué a pensar. ¿Hasta cuando? ¡Y hoy nos despertamos y ya no nos queríamos, no nos queríamos! 
Y aquí vamos otra vez; domando el nudo de mi garganta, callando todas mi verdades, y manteniendo un puño de esperanzas al margen de ésta hipocrecía. Este juego parece ir bastante bien. Simular que somos la pareja perfecta, cuando en realidad somos tan sólo dos extraños que viven bajo un mismo techo. ¡Qué buena actriz debo ser! ¡Qué buen mentiroso que es él!
Se siente tan bien cuando dice mi nombre. Pero, ¡mírennos! Ayer hubo una revolución, de la que fuimos protagonistas, y hoy... hoy debemos olvidar que hemos sido víctimas de una furia que nos carcomía la conciencia, y volver a concentrarnos en nuestro propio personaje. 
¿Qué nos ha ocurrido? Ayer éramos tan felices, y ahora te desconozco. ¿Cómo es que hemos cambiado tanto? 
Sí, sí, pareciera que fue hace horas atrás esa sensación tan pura y buena, que corría por mis venas. ¡Y hoy nos despertamos y ya no nos queríamos, no nos queríamos! ¿De dónde se supone que sacaré el valor para enfrentar la realidad, y deshacerme de ella? ¡Qué cobarde debo ser, para no tener un orgullo latente, autoestima intermedio y un carácter fuerte para afrontarlo!
¡Y hoy nos despertamos y ya no nos queríamos, no nos queríamos!
Hemos llegado a destino. El juego comienza otra vez. Sí, somos la pareja perfecta.
Agustina 

No hay comentarios.: