9.5.10


Y la situación se revierte mi amor, se revierte; me ahogo en un mar de nuevos sentimientos descubiertos que siempre han estado, y desilusiones que dan a luz. ¡Qué ciega! ¿Cómo es que jamás lo había notado? Debería haber alzado la vista por cada segundo que transcurría, no sacar conclusiones y confundir a mi mente, y haber observado cada mínimo detalle. Corazón mentiroso, mentiroso! Tú has de engañarme, pues, todo ha sido una falsa alarma. Maldito corazón, maldito. Si por mí fuese, te arrancaría de mi cuerpo; me sería indiferente no tener el órgano más importante estancado en su lugar. ¿De qué me sirve tener una pieza en mi cuerpo, que no me obedece, que tan solo me trae conflictos? Maldito corazón, maldito. Y es que, no tiene función alguna tener un parte integrada en mi cuerpo que no sigue mis normas. Creo que la hora ha llegado, creo que... Que mi corazón ya no podrá seguir contemplando a mis sentimientos rebeldes. Maldito corazón, maldito. Mis refuerzos se desvanecen, acaso ¿han estado alguna vez? Temo que ya no podré seguir con esta impotencia, los días cada vez presentarán una mayor dificultad y nada será igual. Mi estrategia ya es inservible, pues, de nada sirve aproximarme a enfrentar a lo que le tengo miedo. Es hora de buscar nuevas rutas en mi interior, y todo será mejor. Maldito corazón, maldito.
Agustina 

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