14.5.10


Un ¿por qué? quedó suspendido en mi mente por siempre, un 'quizás' aguardó la esperanza, y un 'es imposible', lo destruyó. La angustia prosigue mi amor, prosigue, la decepción se complementa y actúa de forma latente en mi cabeza. Las ilusiones me preocupan, me deshacen, desintegran mis corazón, ¿acaso estarán por siempre? Tuve que atender a todos los llamados de dichas ilusiones, la mente se me iba sola. No me obedece! No me obedece! Todos me pasan por alto. Lo que más deseo sería tener limpia y libre a mi alma de todos los males perturbadores que habitan en el mundo. ¿Es eso posible? Creí que siempre todo marcharía bien, y que mi sonrisa profunda jamás se borraría. ¡Que ingenua! Ayer no me quedaba más que una sonrisa superficial para demostrar al mundo mi felicidad que inexistente, mis sollozos diarios y consuelos absurdos. Hoy decido ser una persona fuerte, que quizás aún siga teniendo preocupaciones frustradas, pero ¿qué importa? Sé que diariamente soy una persona alegre, contenta y divertida, pero cada tanto necesito ocupar tiempo en mí, y en los sentimientos y realidades que habitan en mí. Y entonces debo admitir que hoy estoy muy bien con todo lo que tengo, pero podría estar mejor con lo que tenía antes.
Agustina 

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