22.2.10


Alguna vez, caminando en la profundidad del bosque de la vida me encontré con un corazón sangrante y rápidamente me acerque a tratar de curar sus heridas y de contener la sangre que emanaba de el.
Más aquel corazón herido me dijo:

- No, no por favor. No lo hagas. Déjame sangrar porque al hacerlo yo jamás moriré, porque cuando un corazón sangra lo hace por amor y el amor es eterno.

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