22.1.10


Todo venía casi perfecto; te estaba a punto de sacar de mi mente para siempre, creyendo que estaba superando nuestra ruptura hasta que sin quererlo, nace mi interés de saber en qué estado te encontras. Casi sin pensarlo me someto a una situación la cual me sorprendió demasiado; veo que ya me olvidaste y ya encontraste a alguien más. En ese momento, automáticamente el corazón se me rompió en trozos. Mi llanto y mi sollozo era tan grande e inigualable, que de esta forma ya no fui consciente de nada; mi orgulloso ya era y es tan escaso, casi nulo. Y nuevamente la misma ilusión toca otra vez las puertas de mi corazón. La rechacé. No obstante, llega la esperanza; no me dejó resistirme, no pude omitirla: vino nuevamente. Aprovechando la situación, ingresa la decepción sin mi autorización. El sentimiento que domina mi corazón, al ver a los recién llegados, despierta. El amor le pregunta a la esperanza: ¿Qué venis a hacer acá?. Vengo a ayudarte, para que veas que todo puede ser- le respondió ésta misma con toda seguridad. Y vos, ¿que haces acá?- le cuestionó el amor a la decepción. No seas ingenua, sabes que ya no puede ser esto, no me hagas venir más veces de las que vine, él ya es feliz con otra mujer, no esperes más - respondió la decepción.

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